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Con todo y el AIFA, el Valle de México va a la zaga del país en dinamismo aéreo

A abril pasado, el pasaje aéreo conjunto del AICM y el AIFA creció 1.2%, mientras que el tránsito nacional subió 4.2%; patrón se ha mantenido desde la inauguración de la terminal de Santa Lucía.

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Del 2019 a la fecha el pasaje aéreo en el Valle de México (considerando al AICM y sumando al AIFA a partir del 2022) ha crecido de forma acumulada apenas 5.6%, mientras que el pasaje nacional ha subido 25.8 por ciento.Creditos automáticos

Octavio AmadorAlejandro de la Rosa

Se diluye el efecto hub. De enero a abril pasados el tráfico conjunto de pasajeros del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) creció 1.2% interanual a 16.6 millones de personas, a la zaga del crecimiento promedio del tráfico nacional, que fue de 4.2% (al sumar 63.6 millones de pasajeros), según el último reporte de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).

Aunque el tráfico del AIFA creció 37.2% en el período a 2.25 millones de pasajeros (con sus 35 rutas, la más reciente a Querétaro), este avance no ha sido suficiente para compensar el bajo dinamismo del AICM (con 44 rutas domésticas), cuyo tráfico bajó 2.8% a 14.4 millones de viajeros, en el que será ya su tercer año con operaciones topadas por su estado de saturación en el espacio aéreo y edificios terminales.

En agosto del 2022 se redujeron de 61 a 52 las operaciones por hora en el principal aeropuerto del país (donde Aeroméxico, Volaris y Viva lideran las actividades) y un año después de 52 a 43. En ambos casos, de manera temporal, con el objetivo de mejorar la calidad de servicios de atención al público. Ahora están autorizadas 44 por hora.

Así, durante los primeros cuatro meses del año, dentro del top 10 de aeropuertos de mayor tráfico en el país –dejando de lado al AIFA– los que crecieron más que el promedio nacional –y por lo tanto han ganado participación de mercado–, fueron: Guadalajara, con 6.1 millones de pasajeros (+9%); Monterrey, con 4.7 millones (+19.9%); Tijuana, con 4.2 millones (+6.5%) y el Bajío, con 1.1 millones (+9.5 por ciento).

Lo anterior porque se han abierto rutas directas entre destinos del país que ya no consideran el AICM como un lugar de conexión y muestra de ello es la información que difundió este jueves el gobierno de Michoacán: El 4 de julio inicia operaciones el nuevo vuelo de Volaris que conectará Morelia con Ixtapa-Zihuatanejo.

Además del aeropuerto capitalino, los otros aeropuertos del top 10 de mayor tráfico que se desempeñaron por debajo del promedio fueron Cancún, con sus 10.8 millones de viajeros (-5.0%); Puerto Vallarta, con 2.78 millones (+1.5%); San José del Cabo, con 2.76 millones (+2.3%); y Mérida, con 1.2 millones (+3.5 por ciento).

Los 10 aeropuertos más transitados del país contribuyen con casi el 80% del tráfico nacional de pasajeros aéreos.

Rezago en el tiempo

Pero el fenómeno del menor dinamismo del pasaje aéreo del Valle de México es de más larga data. Del 2019 a la fecha ha crecido de forma acumulada apenas 5.6%, mientras que el pasaje nacional ha subido 25.8%, considerando los cortes parciales a abril.

En el promedio anual, esto significa que el primero ha crecido a una tasa de 0.9%, mientras que el segundo lo ha hecho a un ritmo de 3.9 por ciento.

En este período el AICM llegó a su pico de pasaje –con casi 50 millones de pasajeros transportados en el 2019– y el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador modificó el plan para atender el crecimiento futuro de la demanda de transporte de la región (la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes estima que crecerá entre 3 y 5% durante los siguientes cinco años, cifra que especialistas del sector consideran puede ser mayor, pero la falta de aviones a nivel mundial es una limitante).

Con sus argumentos, el exmandatario descartó la idea de consolidar la oferta y la demanda regionales en un nuevo hub aéreo –el aeropuerto de Texcoco, que remplazaría al AICM– y se optó por la fragmentación en dos terminales: el AICM y el AIFA (cuya construcción inició en el 2019 y se concluyó en el 2022). Sin embargo, la demanda se hace presente, cada vez más, en otros aeropuertos.

Gráfico EE

Octavio Amador

Editor de Empresas y Negocios en El Economista

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