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Opinión

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La Inteligencia Artificial y el Mito de Sísifo

José Nery Pérez Trujillo | Estado, Mercado y Sociedad

José Nery Pérez Trujillo | Estado, Mercado y Sociedad

Las empresas líderes a nivel global integran la inteligencia artificial para alcanzar diversos objetivos estratégicos: personalizar la experiencia del cliente, automatizar procesos internos, ejecutar análisis predictivos, optimizar campañas publicitarias, fortalecer la detección de fraudes, perfeccionar la cadena de suministro y analizar información financiera para respaldar decisiones estratégicas.

En este contexto, el pasado 6 de mayo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Disponibilidad y el Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) en México. Los datos revelan desafíos significativos en el ámbito de la alfabetización digital básica. Por ejemplo, casi el 17 % de la población no utiliza Internet y, entre estos, aproximadamente el 10 % carece de conocimientos básicos sobre su uso. Esto demuestra que el mero acceso a la red no garantiza el dominio necesario para aprovechar plenamente sus beneficios, lo que subraya la urgencia de implementar programas de capacitación dirigidos a fortalecer las habilidades digitales esenciales.

La Encuesta también indica que, si bien los teléfonos inteligentes encabezan el acceso a Internet, solo el 36 % de la población utiliza computadoras, lo que limita la ejecución de tareas más complejas y productivas. Asimismo, la conectividad se concentra en actividades básicas, como enviar mensajes y acceder a redes sociales, mientras que solo el 35.8 % emplea servicios digitales avanzados. Este patrón revela que, a pesar de disponer de conexión, la falta de formación y la desconfianza hacia el entorno digital impiden aprovechar plenamente el potencial de Internet.

Además, la ENDUNITH también resalta diferencias notables según la región y la edad. En zonas urbanas se registra un mayor dominio de las tecnologías, mientras que en áreas rurales y entre adultos mayores persiste un rezago en el desarrollo de habilidades digitales. Estas disparidades requieren estrategias diferenciadas que atiendan las necesidades particulares de cada grupo y área geográfica.

Por lo anterior, no es sorprendente que los usos más frecuentes de la inteligencia artificial se orienten hacia: la obtención del apoyo emocional y la búsqueda de un propósito de vida; la organización de rutinas domésticas; y, el entretenimiento y la diversión. En menor medida, la tecnología se emplea para potenciar la creatividad y la generación de ideas, lo que se vincula estrechamente con mejoras en la productividad y la adquisición de conocimientos y competencias.

En el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, el Gobierno Mexicano utiliza la palabra “inteligencia” 13 veces en un documento de 213 páginas. De estas menciones, 11 se vinculan a estrategias de seguridad pública, una a temas fiscales y únicamente una referencia aborda la inteligencia artificial y la innovación. Resulta sorprendente que en ningún caso se relacione con iniciativas educativas, con políticas económicas modernas o con mecanismos para combatir la corrupción en el servicio público y mejorar la eficiencia.

De igual forma, al revisar otros documentos rectores, como el Plan México, tampoco se detectan referencias a estrategias que impulsen el uso de la inteligencia artificial para potenciar la productividad y fortalecer las capacidades de los mexicanos y sus empresas. Si acaso hay algunos esfuerzos desarticulados y con avances inciertos, pero ninguno de ellos se encuentra en el lado de la política educativa ni la política económica sino al tema de regulación de plataformas y de operación empresarial que podrían tener efectos perniciosos en la sociedad y en los mercados.

Volvemos a vivir el Mito de Sísifo: tras un arduo esfuerzo por empujar una enorme roca hacia la cima, justo cuando parecía que alcanzaríamos la cumbre, la roca comienza a rodar sin cesar cuesta abajo. Así nos ocurrió en la industrialización del siglo pasado, en las estrategias de globalización de los ochenta y en el auge de las empresas punto com de hace dos décadas. Hoy, la inteligencia artificial nos sitúa en un ciclo similar, ya que aún carecemos de una estrategia para cerrar la brecha digital que nos permita generar bienestar social y crecimiento económico sostenido.

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José Nery Pérez es economista por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Tec de Monterrey) y maestro en Política Pública por la Universidad de Chicago. Tiene 20 años de experiencia profesional en las materias de competencia y regulación, análisis de mercados, planeación y evaluación.

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