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Los chicharrones de Claudia

El pasado domingo se celebró en la Ciudad de México, el primer Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) durante la administración de Claudia Sheinbaum. Congreso que era de vital importancia por varios motivos, el principal de ellos el que se escuchara, a través de una carta que leyó la presidenta del Movimiento, Luisa María Alcalde, las opiniones y directrices de la presidenta de la República quien con serenidad y paciencia, poco a poco, va posicionándose como la lideresa del partido que ha sacrificado —o confundido— cantidad por calidad, permitiendo que bajo la sombrilla morenista se guarezcan desde prófugos de la derecha, miembros de diferentes expresiones que se dicen de izquierda y vividores de la política a quienes no les interesa servir sino servirse.
La línea marcada por la señora Sheinbaum, aprobada por los 249 consejeros reunidos en el Word Trade Center —ojalá y no haya sido sólo de dientes pa’ fuera— propuso la recuperación de los valores ideológicos y éticos del Movimiento que devino en partido ganador de elecciones pero que no por ello debe olvidar los fundamentos que le dieron origen. Abogó por la unidad: “no apostemos nunca a la división. No caigamos en el sectarismo”. Así mismo reivindicó la lucha contra el racismo, el clasismo, la discriminación y el machismo. Propuso la honestidad, la humildad y la sencillez.
En su carta quedó claro que está lejos de las intenciones presidenciales el que Morena sea un partido de Estado, por el contrario apuntó la necesidad de separar al partido del gobierno. Además, con su deliberada ausencia de la reunión dominical, se manifestó como una militante con licencia; y con su misiva enfatizó, entre líneas, que si bien no es dirigente del partido, es la que está al frente del Movimiento que pugna por el humanismo mexicano.
No perdió la oportunidad de señalar en su mensaje, deseando su desaparición, vicios y prácticas nocivas que han convertido a Morena en blanco de la crítica y en el tira-tira de la oposición, como el hecho de “viajar en aviones o helicópteros privados, portar ropa de marca o tratar mal a las personas”. Demandó: “no andar en congresos internacionales, usando recursos públicos para viajar al extranjero para hacer turismo político”. Y con franqueza se reveló contra el amiguismo, el influyentismo y el nepotismo. Solicitó que las candidaturas estén respaldadas “por el pueblo a través de encuestas”.
“No podemos olvidar de dónde venimos, de lo contrario olvidaremos a donde vamos”.
El del domingo, creo, fue el primer paso de la mandataria para demostrar que no hay ningún líder por carismático y bien recordado que sea, que esté por encima de ella. Es decir, en lenguaje coloquial expresó urbi et orbi, que sólo sus chicharrones truenan.
Caridad Bravo Adams
El pasado lunes en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), entregamos los premios a las ganadoras y ganadores del Concurso de Telenovelas dedicado a la prolífica y generosa escritora Caridad Bravo Adams, cuyos derechos de autor heredó a nuestra sociedad. Los tres primeros lugares correspondieron a ‘La Hija Prohibida’ de Camila Villagrán y Elvin Rivera; ‘La Escondida’ de Natalia Núñez; y ‘Amor en Segunda Vuelta’, de Álvaro Sánchez Ortiz.
Otorgamos un premio especial a la Directora General de SOGEM, Gloria López. También fueron premiados con la presea que lleva el nombre de nuestra benefactora las socias y socios: Pilar Obón, Gabriela Ynclán, Vittoria Zarattini, Antonio Olvera, Ramón Obón, Ximena Suárez, Héctor Forero, Carlos Mercado, Rafael Villaseñor Kuri, Carlos Romero, Miguel Sabido, Enrique Serna y Sabina Berman. Hubo un reconocimiento honorario para el escritor y periodista Ricardo Raphael.
Por este conducto agradezco la asistencia a nuestro evento de Ana Francis Mor, secretaria de Cultura de la Ciudad de México y de la senadora Beatriz Mojica, presidenta de la Comisión de Cultura y Cinematografía del Senado.
Punto final
¿Hace calor en todas partes o nada más en las mías?