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Las telenovelas son cultura

Regreso de mis vacaciones en las que no pude poner en práctica el necesario ocio. Las pedí para poderme dedicar a la organización de la ceremonia en la que la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), cuyo Consejo Directivo presido, premiará a los ganadores de los tres primeros lugares del concurso de telenovelas Caridad Bravo Adams, así como a la entrega de las 14 preseas, a socias y socios distinguidos, que también llevan el nombre de tan generosa y prolífica autora cuyos derechos patrimoniales heredó a Sogem y a la Casa del Actor.
Con este acto estamos tratando de hacer visible para la opinión pública y autoridades relacionadas con la cultura nuestra institución, cuyas labores de gestoría y negociación de los derechos patrimoniales de los autores es paradigmática.
Parafraseando lo que dijo acerca de la rumba el fallecido periodista, académico y escritor, Froylán López Narváez, las telenovelas son cultura.
El incansable fiscal
El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, presentó un informe sobre el rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco. Declaró categóricamente que no era un centro de exterminio, que no había crematorios clandestinos. Confirmó que en ese lugar se reclutaba y entrenaba a nuevos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación. Por cierto, el pasado sábado, José Ascensión Murguía, alcalde del municipio jalisciense, fue detenido por presunta relación con el rancho y el cártel.
En otro orden, el colectivo de las madres buscadoras no estuvieron de acuerdo con lo dicho por el fiscal y le escribieron una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum en la que manifestaron: “Le están mintiendo presidenta. El Fiscal General está acusando a todas la buscadoras de mentirosas (…)¿Qué se hace cuando ya lo perdiste todo y te quieren arrebatar la verdad?”
Empero, durante la visita de los peritos al rancho Izaguirre, Gertz Manero no estuvo presente. Como lo ha demostrado durante 6 años, el fiscal es refractario al trabajo al menos que se trate de un caso donde estén de por medio sus intereses personales. Por esto nunca se cansa, como otros.
El Papa Adolfo
En vísperas del Cónclave en el que los Cardenales elegirán, con la inspiración del Espíritu Santo (la palomita buena onda) al sucesor del Papa Francisco, le preguntaron a Donald Trump quién, en su opinión, tendría méritos para ser el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, el magnate candidateó al Cardenal neoyorkino Timothy Michael Dolan, quien no es palpable, aunque dijo que su primera opción sería él, le encantaría ser Sumo Pontífice. Lo que cambiaría la profecía de Nostradamus sobre el Papa Negro, por el Papa Anaranjado.
Una imagen generada por Inteligencia Artificial donde se ve a Trump con los atuendos papales publicada en Truth Social y su posterior difusión en redes vinculadas con la Casa Blanca causó sensación.
Invito a lectoras y lectores a hacer un ejercicio de imaginación: suponer que Donald Trump fuera elegido Papa. Como es costumbre el designado obispo de Roma cambia su nombre por el de alguien que admira. Trump sería Adolfo, en memoria de Hitler. Trasladaría la Santa Sede a Mar-a-Lago. Nombraría cardenales a sus cuates: Mark Zuckerberg, Jeff Bezos y Elon Musk, para que se repongan con la venta de indulgencias. Pondría un muro en la Plaza de San Pedro para que no entraran ni africanos ni latinoamericanos. Al Vaticano sólo iría a presidir ceremonias importantes como la Semana Santa: el Jueves Santo le lavarían los pies 12 mexicanos indocumentados.
Impondría un arancel del 25% a todas las limosnas. La misa sería, obligatoriamente, en inglés. Las hostias tendrían que ser elaboradas en Estados Unidos. Un nuevo papamóvil sería fabricado en Detroit, Michigan. Y el autor de esta columna sería excomulgado.
Pero afortunadamente Trump ni siquiera es católico.
Punto final
-Hijo, ¿se puede saber por qué traes una cerveza en tu mochila?
-Papá, me la metieron.
-No me cambies de tema.