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Opinión

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Hay barcos para todo

En las ultimas semanas transcurridas, las menciones a barcos se han multiplicado. Dos son de llamar la atención, las andanzas de los buques del huachicol fiscal y la tragedia del buque escuela Cuauhtémoc, que fue a estrellar sus tres mástiles en el puente de Brooklyn en Nueva York.

En una nación, que a pesar de tener costas en los dos océanos más significativos, nunca se ha destacado especialmente por tener grandes credenciales marítimas, aunque haya tenido algunos eventos muy destacados. Así que los buques y el mar en nuestro léxico reciente, han producido asombro, preocupación y hasta de vergüenza.

Para mexicanos que han visto en los huecos arancelarios y la complacencia o la complicidad aduanal una oportunidad, el huachicol fiscal se ha convertido en un negocio extremadamente jugoso. Esos empresarios han llamado tanto la atención, que lo que llamamos el crimen organizado tradicional (los primeros son crimen organizado nuevo) se han ido trasladando en operaciones millonarias a la misma actividad. Entre unos y otros sumaron el año pasado alrededor de 500 mil millones de pesos en ventas, negocio nada despreciable.

El combate a esa actividad, sin embargo, va a ser muy complicada y muy delicada, pues toca raíces muy profundas de la sociedad mexicana. Vera usted: la industria petrolífera es una industria muy encadenada en sus procesos de producción y comercialización. El costo de extraer el petróleo de la tierra, impacta el precio del litro que se le vende a una persona en la gasolinería. Si eso queda claro, para que el negocio del huachicol pueda darse necesita haber cómplices en cada eslabón de la cadena. El que le vende la gasolina al huachicolero, reporta esa venta a las autoridades de aquel país, pero tiene que confirmar que los permisos de importación por parte del comprador mexicano sean correctos. Eso significa que tanto en el sistema aduanal como en el de la secretaria de comercio hay cómplices que han otorgado dichos permisos y los avalan, incluso podría darse el caso que autoridades concretas están coludidos con los huachicleros. El barco que transporta tiene que saber que va a mentir al llegar al puerto de importación pues tiene que declarar fracciones arancelarias distintas a las de gasolina, sino tendría que pagar el IEPS.Durante la transportación los camiones que harán llegar el producto a su destino, también están coludidos con vigilancia carretera y retenes de inspección.

Luego tendrán que llegar a la gasolinería en donde el o los dueños, también son parte del circulo de negocio. Quién sabe cuantos nombres y personas estén involucrados en eso, usted échele cuentas. A De Mauleon, periodista sin tacha, por hacer mención de que una candidata al poder judicial tenía vínculos con un miembro de este jugoso negocio, le han prohibido volver a mencionarla y al periódico le hicieron bajar el artículo. Vamos empezando.

Lo del buque escuela Cuauhtémoc, es una tragedia en toda la línea. No sólo porque parodia el desastre en el que se encuentra el país, sino porque después de 40 años de un trabajo y manejo impecable, unos días antes de que zarpará miembros de la 4t lo usaron para hacer proselitismo por Lenia Batres y otros candidatos a ocupar espacios en dicho poder, vergonzosamente donde acabo este fin de semana. Parece que todo lo que toca la 4t acaba en desastre, es hora de que se hagan una limpia o aprendan a gobernar con el debido profesionalismo y responsabilidad. Para SEMAR es un botón de vergüenza, nada más, pero nada menos, también.

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Ensayista e interesado en temas legales y de justicia. actualmente profesor de la facultad de derecho de la UNAM.

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